top of page
  • Foto del escritorDr.Desastre

"Diagnóstico Vida". Parte I.



Diferente a todo lo publicado hasta ahora, me lanzo al mundo de los relatos.  Me encanta escribir y uno de mis sueños (pocas veces menciono esta frase) es publicar un libro.  ¿Qué mejor que empezar a "formarme" en este rinconcito? 

Esperamos que nos acompañéis en esta historia, empezamos con esta primera parte, por cierto, aceptamos críticas y sugerencias, esto es por y para vosotros.

¿Empezamos?


No sé qué hago escribiendo esto.  Supongo que tengo que hacer caso a Maite, se hace llamar psicóloga.  Me ha aconsejado que escriba lo que sienta y, aquí estoy, componiendo letras que terminarán en el cubo de la papelera, aunque claro, los comienzos nunca son fáciles.


Bien, allá vamos, un voto de confianza a los que te intentan ayudar.


Nada ha sido igual desde aquella noche.  Mi mente, mi cuerpo y mi yo lo sabemos, y, para más inri, hemos llegado a convivir y acostumbrarnos a esto, a esta basura diaria.  Si, no lo niego, no soy el mismo, pero es que ni siquiera quiero volver a serlo, no tengo ganas, me niego.  Ella era parte importante en mi vida y no ha hecho falta perderla para darme cuenta de ello, como un poco de agua en mitad del desierto, como el acento en el verbo querer o sin ir más lejos, como mi hermana pequeña.  Ella…no, lo siento, aún no estoy preparado para enfrentarme a mí mismo.


Mañana vuelvo al hospital, soy médico (según Maite tengo que poner hasta el más mínimo detalle) o neumólogo para ser más exactos.  De esos doctores que estudian cómo respiras y te hacen no fumar, Doctor Roma me llamo o me llaman.  Vuelvo al trabajo después de 2 meses que según el jefe de servicio, el Doctor Luján, me vendrían bien para desconectar. ¿Desconectar?  Bonita palabra… Han sido dos meses duros, encerrado en casa casi sin hacer nada salvo ir a mi gran psicóloga, a mi importante dispensador de felicidad, la licorería de enfrente, además de requerir los servicios de alguna señorita de bien. Qué sutil me ha quedado esto último, parece hasta que ha sido en mi beneficio. Supongo que ya estoy preparado, dos meses mirando las cuatro paredes de mi piso son bastantes para “encontrarme a mí mismo” (palabras de la analista de mentes) y según mi jefe y según mi terapeuta, me vendrá bien volver a interaccionar con los pacientes para intentar ser el que era.  Yo lo veo de forma distinta, me vendrá bien volver a toparme con toda esa gente enferma y darme cuenta en el gran engaño en el que vivimos a diario.  La medicina va en contra de lo natural, párate a pensarlo, en teoría Dios nos llama cuando nos ha llegado la hora, pues, ¿Qué hacemos los médicos? ¿Retrasar la orden divina? Todo esto son excusas o hipótesis idiotas para intentar no pensar en lo que llevo creyendo desde que ella se fue, ¿el qué? Ya no creo en la medicina.


No, no creo,  e incluso quiero dejar de ser médico, estoy desaparecido por dentro.  Desaparecido porque desde que tengo uso de razón sólo he tenido un objetivo en la vida que era ser lo que pone actualmente en mi ficha: Doctor.  Cómo serán las cosas, que hasta mis compañeros de colegio me consideraban ya como un ente médico y me preguntaban sus dudas del mundo sanitario.  O de esos otros no tan pequeños, que creían que con estar en primero de carrera ya sabía diagnosticar cualquier patología y me llamaban o escribían en Facebook preguntándome por sus dolencias.  Imbéciles todos.  Esos mismos que me dejaron de lado, imbéciles. 


No, como te he dicho, no soy el mismo y ni yo, ni mi yo interior quieren serlo, pero mañana me pondré el disfraz médico y aunque no sea carnaval, intentaré ser lo que representa el blanco de mi vestimenta.


Ahora voy a coger mi botella de vodka y con mi vaso, presto beberé para aterciopelar mi noche, mañana nos vemos.

0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page