¿No habéis sentido nunca la inmensa necesidad de perderos del mapa? Coger el coche, avión o barco y devorar kilómetros. Esos días en los que te pintas un nuevo presente lejos del "Usted está aquí" y crees que te sentirás mejor vayas donde vayas, lejos, pero vayas donde vayas. Querido lector, esos días son los peores.
La musa de los poetas la llaman algunos, la inspiración de los grandes escritores, fábrica de palabras con sentimiento, fuente de agua negra en la que te ahogarías, distrito único, estación por la que todos pasamos y siempre volvemos. Seguro que ya vas captando lo que quiero definir, soledad.
Y es que nos persigue a todos, te atrapa, te dibuja tu alrededor con espejos y sólo te ves tú, perdón, ¿he dicho sólo? Así y hasta sin el acento. Incluso los más seguidos sufren de esta sentimentalopatía pues, no hace mucho vi una entrevista de un cantante famoso de nuestro país, joven, reflexionando sobre que, era increíble la sensación de estar en un concierto rodeado de miles de personas que te admiran para luego llegar a casa y encontrarte sin nadie, sólo. Tan conocido y tan jodido diría yo.
Es que en verdad, no importa cuántas personas estén a tu alrededor, llegará ese día en el que ninguna pueda servirte como tratamiento, bien porque no comprende tu mirada, bien porque tus problemas les parezca una "tontería" o bien porque, coges la agenda del móvil y ningún contacto te da pié a darle al botoncito verde. Pelín pesimista, lo sé.
"Naces y vives sólo" decía aquella canción y pese a que la primera vez que la escuche me pareció la mayor de las equivocaciones, piénsalo, es la mayor de las verdades.
¿Tratamiento? Perdóname adorado lector si creías que por el título lo ibas a encontrar en este post, pero con esto que estas leyendo sólo vas a percibir esta pregunta...
¿Qué hacer para no estar sólo?
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