Vivo un momento dulce. En todos los aspectos, familiar, personal, laboral... Y es verdad que siempre que me he arrimado a esta orilla de mi literatura, ha sido para llorarte unas letras plañideras. Nunca te he mentido, en muchas ocasiones te he utilizado como confesor, especie de psicólogo virtual o hasta incluso...como fiel consejero. Pero esta vez no. Esta vez me apetece contestarte al simple pero famoso "¿Qué tal te va?".
Ya ha pasado un año desde la última vez, viejo amigo virtual...
Ya soy residente de 4º año (es aquel médico que se está especializando en una materia y ya cursa el último año para conseguir el título de "especialista" en ello) de neumología (ciencia que estudia el aparato respiratorio); y la verdad es que me ha encantado este año, que si, que he tenido bajones y ascensos al unísono (la montaña rusa nunca dejará de gustarme), pero cuando me he parado a hacer balance a dos meses "vista", este es increíblemente bueno...si bien es cierto que no suelo quedarme con lo malo, aunque querido lector, cómo cuesta a veces olvidarlo.
Y es que me he sentido médico, útil...he vibrado con la mejoría de algún paciente, he tomado decisiones (y como todos, me he equivocado), he arriesgado en tantas y conservado en cuantas... he ido a la 12 del edificio Princesa Sofía y he vuelto a la 7 del Virgen Blanca en cuasi 5 minutos, no he dormido nada en una guardia o si lo hice, fue a trocitos cortitos a pesar de no sonar el busca, la he vuelto a ver a ella en alguna paciente y por supuesto, me he vuelto a derretir...he reñido por fumar a la par que felicitado por dejarlo, he ayudado, me han ayudado y he esquivado. Hice el primer, tercer o segundo turno...en definitiva... he sentido.
Y no sabes lo afortunado que me siento de ello. Para esto me he tirado la vida entera metido en un aula...o en tu pequeño zulo estudiantil, renunciando a miles de horas de diversión sólo porque llegara este momento. Es tan hermoso que un paciente te sonría cuando ya se siente mejor, que te reciba con un alto y aséptico "¡Buenos días Jesús!"...que vale la pena, completamente. También lo vale cuando has derramado lágrimas porque el final no fuera con perdices...pero es que forma parte del disfraz. Por ello en su momento hice por rotar en UCI pediátrica u oncología pediátrica, quería SENTIR. Creo que un médico, antes de ser médico, debe sentir...sentir por su paciente, por imaginarse y aceptar como dogma el hecho de que el otro lado del fonendo SIEMPRE estará más frío. No me importa la responsabilidad, al contrario, en este último año de formación y trabajo, me ha gustado tenerla, me ha gustado "jugármela"...supongo que será la juventud médica que me lleva a ser "valiente", pero la sensación querido lector, es como una especie de adicción.
Siempre he querido transmitirte que los médicos, ante todo, somos personas, y los residentes, personas con miedo andante. No os podéis imaginar la cantidad de sensaciones diferentes que puedes llegar a tener por ejemplo, en una guardia; seguro que si buceas por mi blog, encontrarás alguna entrada en la que te lo he contado... el hecho de que a pesar de todo lo que sientas (miedo, cansancio, sueño, ira, rabia, tristeza, impaciencia, gripe, ilusión, incertidumbre, ganas...) te lo tienes que guardar y ante todo, desprender tranquilidad y seguridad. Esto va de sentir, pero también de TRANSMITIR.
Como te he dicho antes, estoy ya a menos de 2 meses para acabar y el futuro (como no podía ser de otra forma) está para arriesgar en el camino a escoger. A mí (y esto se lo debo a mi padre) siempre me han enseñado que hay que insistir y persistir hasta conseguir lo que quieres, hasta conseguir tu sueño. Y eso voy a hacer. Ya os contaré.
¡Ah por cierto! ¡Se me olvidaba! Me entrevistaron para Redacción Médica!!! Es un diario médico con bastante prestigio...y la verdad es que a la gente le gustó, llegó a ser lo más leído y la experiencia me ha encantado! Qué locura... :D
Te veo en breve...viejo amigo.
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