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  • Foto del escritorDr.Desastre

¡¡Uy perdón!!



Pues aquel día me disponía a ir como en las últimas 3 semanas a las prácticas de quirúrgica. Me habían asignado la especialidad de cirugía digestiva y más exactamente a la sección de esófago, en donde como podéis imaginar los cirujanos estaban especializados sobre todo en patologías quirúrgicas del mencionado órgano. Ese día tocaba pasar consulta y allá que iba yo con mi bata blanca y mi sonrisa de oreja a oreja, me gustaban esas prácticas, tenían un poco de todo: entrar al quirófano, visitar a pacientes en planta, bajar a urgencias, tener reuniones de investigación y como ya he mencionado, consultas.


Entré en la consulta y saludé al cirujano al que perseguía en los últimos días pegado como una lapa, también estaba la enfermera de siempre preparando los aparatos y más enseres para los pacientes. Esta enfermera, co-protagonista de esta historia, era la encargada de realizar la prueba más importante, la manometría intraluminal esofágica o para más rapidez MIE, prueba que para que lo entendáis en un segundo, mide las distintas presiones del esófago en busca de patologías, tales como hipertensión de esfínteres (que produce dificultad al tragar y demás), achalasia de cardias etc...Se realiza metiendo un tubito de plástico muy delgado (diámetro de 3-4 mm o menos) por la nariz, bajando por la garganta y a través del esófago se introduce en el estómago.


Después de las pertinentes explicaciones médicas, seguimos con la historia. Una vez realizados los saludos y demás comentarios típicos matinales, se llamó a la primera paciente, que venía precisamente a hacerse la prueba mencionada, una MIE. Como os podéis imaginar, mi cirujano le hizo las típicas preguntas que te hacen siempre los médicos cuando llegas a una consulta y después, se sentó en la camilla donde la enfermera ya estaba esperando con la maquinita preparada y el tubo embalsamado de vaselina. Yo muy atento al proceso, miré a la enfermera y ni corta ni perezosa me dijo que si lo quería hacer, a lo que contesté ¡¡Claro!!. Tienes que contestar así, sin pensar, como te lo pienses, al final terminas diciendo que no (ahí es cuando has empezado a pensar en el bienestar del paciente).

Pues bien, allá que fui, me enfundé los guantes de látex talla M (que no sé por qué cuando me los pongo me siento más importante) y me puse enfrente de la paciente. Ella me miró de arriba abajo y mirándome con cara de espanto me dijo:

- Pero, ¿Tú cuánta experiencia tienes en esto?

- No se preocupe, tengo una dilatada experiencia, apenas lo va a sentir!


Su cara pasó a ser una mezcla de espanto y de incredulidad, era la única, los demás nos reíamos. Después de mi ingenioso comentario (ironía), cogí el tubito y se lo empecé a introducir por la nariz, le iba dando instrucciones tal que: trague ahora, eche la cabeza hacia adelante etc...Yo con mucho tacto proseguía con mi objetivo, llegar con ese cilindro alargado hasta su estómago, y allá que seguía.

- Va todo muy bien, no se preocupe que ya terminamos-. Le dijo la enfermera para tranquilizarla, ya que la prueba es bastante molesta.


Y sí, todo iba bien hasta que de repente la paciente empezó a hacer aspavientos con los brazos, tener arcadas, toser y ponerse roja. Yo seguí metiendo el tubo para que pasara rápido el mal momento de la señora, cuando pude comprobar que el tubo le estaba saliendo por la boca!!!! En ese momento ya me empezaron los sudores, el temblor en las manos y por supuesto se me abrieron los ojos de par en par, normal que la mujer empezara a hacer aspavientos con las manos, el travieso tubito estaba yendo por donde no tenía que ir!!


¿Solución? ¿Echarme para atrás y dejar de hacerle la prueba yo? En absoluto, me logré calmar y quitar esa cara de ( O_O ) y saqué el tubito un poco, dejé que la paciente se calmase y cuando lo estuvo, volví a introducirlo, pero esta vez (no seáis mal pensados) todo fue como la seda y la dichosa goma se coló hasta el tan ansiado estómago de la paciente.

Moraleja, sí, los estudiantes de medicina tenemos un punto de torpes (unos más que otros), y si el paciente se asusta o se espanta cuando se entera que lo somos, hacedme caso, nosotros estamos aún más asustados que vosotros, así que por favor, tened consideración, paciencia, cariño y comprensión con nosotros, que aún vamos con la [ L ] puesta y con el embrague pisado!!!
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