En esta ocasión no soy yo el que compone un post, sino que tenemos artista invitado, mejor dicho, invitada. Se trata de @marinadomingz , estudiante de 3º de Enfermería y una futura gran enfermera, por supuesto. Desde "El paciente y tú" siempre apostamos por tratar a los pacientes de una forma especial, atenta y afectiva, y como mejor ejemplo, este relato...
¿Empezamos?
Él se llamaba Justo. Era un señor mayor rondando los setenta y muchos y con patologías previas a su cáncer de colon. Ingresó con una grave rectorragia (pérdida de sangre a través del ano), blanco como la pared, pero son una sonrisa siempre dibujada en su rostro. Me cayó bien enseguida. Le costaba articular bien las palabras, y no era fácil entenderle pero, era tan entrañable que no me importaba escucharle mientras me agarraba fuerte la mano y me pedía sobre todo, agua (cosa que yo no podía hacer, porque estaba en dieta absoluta y con transfusiones de sangre debido a la cantidad de sangre que estaba perdiendo).
En general, los pacientes oncológicos suelen tener mala calidad de vida debido a las complicaciones que les surgen, y Justo sin duda no lo estaba pasando nada bien.
Era un hombre muy simpático y agradable, le cogí afecto casi sin querer, y en numerosas ocasiones me acercaba a verlo, o a charlar con sus hijos o mujer. Ésta última es una delicia, siempre tuvo un gesto cariñoso hacia mí, y yo sentía que cuando entraba en su habitación siempre era bien recibida. Él un día empezó a llamarme "Flor de Lis" y a hacer bromas con sus hijos sobre con cuál de los dos me iba a casar, estaba bastante mejor. Ya comía, se ponía sus gafas y leía el periódico.
Siempre trabajó en la facultad de Medicina, no llegué a enterarme de cual era exactamente su función, debió ser a nivel de secretaría o algo similar, y uno de sus hijos casualmente también estaba trabajando allí, era informático.
Para mí, como es de imaginar, no era un paciente más. Y aquí entraría a colación un gran debate sobre si esto debería ser así o no. En general, todos los profesionales con los que me he ido encontrando en estos meses de prácticas han intentado que me quede claro que todos los pacientes son pacientes. No quieras intimar con ellos, no intentes ser más agradable de la cuenta y en definitiva, no te impliques emocionalmente. Simplemente trabaja. Realiza tu trabajo lo mejor que puedas, y se acabó.
Lo siento pero para mí no es así. Yo me implico y de paso sea dicho, me diferencio (#diferencia_T !) y la verdad es que disfruto mucho haciéndolo. Quizás se sufra más y se pase peor, pero no puedo tratar a las personas como si fueran objetos. Y si llega el día en el que "me canso" como suelen decir. pondré una frutería. Es algo que tengo muy claro.
Llegó un día en el que Justo se resfrió, un resfriado de esos que ya te cogen sin fuerzas o una neumonía o algo parecido... No lo sé, el caso es que ya no le bajaba la fiebre... Y en pocos días, como era de esperar, falleció. Para mí no fue fácil, en otras ocasiones ya había visto más muertes en la planta, con la primera no aguanté, pero con Justo me quedé hasta el final. Al cabo de 2 o 3 días me dijeron que se había quedado en la habitación un cargador de los familiares de Justo. Claro, al principio no pensé en ello, pero luego me di cuenta de que yo misma podría devolvérselo a su hijo. Fui a buscarlo donde se suponía que trabajaba dentro de la facultad aunque, no sabía si lo encontraría allí o no. Pero hubo suerte, allí estaba Justo hijo, el cual se sorprendió mucho al verme aparecer. Solamente intercambiamos unas cuantas frases, le dije que al día siguiente le devolvería el cargador y el asintió tímido.
Bueno, al día siguiente aparecí por allí con mi mochila, papeles y bastante agobiada, pero mi estado de ánimo cambió cuando llamé a su puerta y otro hombre pareció haberse personado en aquella habitación. Me hizo pasar cerrando la puerta tras de mí, aceptó su cargador y tras mirarme de manera totalmente diferente a como me había recibido el día anterior me dijo:
"Mira, toma, esto es para ti de parte mía, mi madre y mi hermano; por lo bien que te has portado con mi padre y con nosotros"
Acto seguido extendió su brazo y me dio una bolsa con dibujos. Yo no podía creerlo.
- No puede ser
- Te lo juro
- ¿Para mí?? No puede ser
- Lo es
- ...
Así que tras el momento de no saber qué decir y de absoluto asombro porque a mí, una estudiante de practicas, le hubieran hecho un regalo los familiares de un paciente fallecido... me pareció algo totalmente INCREÍBLE.
Y bueno, es una historia un poco larga, para contar algo que podía haberse dicho en menos párrafos, pero, ¿sabéis qué? ¿A quién le regalaron la caja de bombones? ¡A Mí! No es un regalo espectacular, es un simple detalle, pero el gesto y el hecho de simplemente regalar algo fue...aunque, no es el regalo, es el hecho de que tú has ayudado a alguien.
Ahí es cuando te das cuenta de que el hecho de tratar así a los pacientes te reporta, no beneficios, sino satisfacción. Te hace sentirte útil. Hace que quieras seguir y que te guste tu trabajo. Te anima a luchar cada día. Personalmente creo que es tan importante saber realizar todas las técnicas a la perfección como saber tratar a los pacientes y saber manejar las situaciones en las que las personas sufren.
A veces sólo necesitan que estés ahí, o que las escuches.
Fue algo que nunca olvidaré, al igual que nunca olvidaré a Justo, así como me gustaría que él nunca olvidara a su "flor de Lis".
Hasta siempre =)
¡¡Muchas gracias por compartir tu historia con nosotros Marina!!
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