
Como algunos de vosotros sabéis, ayer fue la Jornada Mundial de la Salud Mental y casualmente, hará cuestión de dos días viendo las noticias expusieron un reportaje relacionado con los enfermos con discapacidad tanto psíquica como física.
Me llamó la atención por varios motivos, y es que en dicho reportaje, exponían cómo están actualmente los servicios sociales de ayudas a las familias a cargo de enfermos discapacitados.
Si hago un poco de memoria, creo recordar a más de un ministro de sanidad que prometía en sus grandísimos planes de futuro una prestación social de calidad y con garantías para este tipo de familias. Bien, la realidad es bien distinta, pues pude comprobar que varias familias están rotas, sí, ese podría ser el adjetivo, por culpa de falta de apoyo por parte de las instituciones pertinentes. Madres con cierta edad incapaces de hacerse cargo de su hijo enfermo mental, padres que intentaban coordinar su trabajo con los cuidados que requería su prole discapacitada y así un largo etcétera. Se manifestaban buscando soluciones para sus seres queridos, pues cansados de reclamar y no obtener, la situación actual desgraciadamente les desborda
Después de ver aquel reportaje y aprovechando el motivo de la jornada de ayer, he estado buscando datos sobre la situación actual de la atención social a este tipo de personas no sólo a nivel nacional, si no internacional. Después de encontrar lo que buscaba, los datos sinceramente son alarmantes, mirad:
Un poco de estadística...
Según la Encuesta Mundial de la Salud, cerca de 785 millones de personas (15,6%) de 15 años y más viven con una discapacidad, mientras que el proyecto sobre la Carga Mundial de Morbilidad estima una cifra próxima a los 975 millones (19,4%). Siguiendo con datos, la Encuesta Mundial de salud señala que, del total estimado de personas con discapacidad, 110 millones (2,2%) tienen dificultades muy significativas de funcionamiento, mientras que la Carga Mundial de Morbilidad cifra en 190 millones (3.8%) a las personas con discapacidad grave.
¿Qué pensáis ante tales cifras? ¿Seguimos?
Se estima que, según los datos que se barajan a nivel internacional, la mayoría de países, sufre una deficiencia en servicios relacionados con la atención de salud, la rehabilitación y la asistencia y apoyo. Esto se refleja en que, sólo el 26-55% de las personas reciben la rehabilitación médica que necesita; el 17-37% reciben los dispositivos auxiliares requeridos; el 5-23% recibe la formación profesional que necesita y el 5-24% recibe los servicios de bienestar social que necesita. Por otra parte, entre el 20 y el 40% de las personas con discapacidad no tienen cubiertas sus necesidades de asistencia para las actividades cotidianas. Por último, añadir que estas cifras no están recogidas de países con rentas bajas, sino que proceden en su mayoría de naciones desarrolladas y con ingresos altos.
Esto repercute en...
Debido a todas estas carencias que he reflejado a modo estadístico y con porcentajes, existen deficiencias sociales, que están ahí y es lo que de verdad importa, pues estas personas presenta o sufren:
Peores resultados sanitarios (personas con discapacidad tienen peores niveles de salud que la población general).
Peores resultados académicos (los niños con discapacidad tienen menos probabilidades que sus homólogos no discapacitados de ingresar en la escuela, permanecer en ella y superar los cursos sucesivos).
Menor participación económica (las personas discapacitadas tienen más probabilidades de estar desempleadas y generalmente ganan menos cuando trabajan).
Tasas más altas de pobreza
Mayor dependencia y participación limitada (más tarde hablaremos de ello).
Estos pacientes se tienen que enfrentar a miles de obstáculos diarios en su propia casa por ejemplo, pero es que además, sus familiares tienen que sortear otros si cabe más grandes y poderosos fuera de esa mismo hogar. Recuerdo en el reportaje, que una madre clamaba por una enfermera/auxiliar/celador que le ayudase aunque SÓLO fuera medio día a atender los requerimientos básicos diarios de su propio hijo; a otra reflexionando sobre la situación actual y preocupándose por el devenir de este tipo de enfermos, recuerdo su pregunta ¿Qué pasará con ellos cuando nosotros faltemos? A lo que yo humildemente contesto, no lo sé.
Obstáculos económicos, sanitarios, de formación, institucional, de rehabilitación, de apoyo y asistencia, de educación, de empleo...en definitiva, de crear un entorno medianamente favorable. A mi parecer estos son los deberes que debería tener el "nuevo gran gobierno" que tome las riendas de nuestro país (centrándome ya en lo nacional) y no la tarea pendiente de los familiares.
Mi conclusión....
Me gustaría que se reflexionase más sobre esta lacra social que arrastramos. He vivido de primera mano cómo personas que necesitaban ayuda continua y diaria de un buen profesional se tenían que conformar con una "persona de compañía" (ojo! en absoluto critico a esta última, es más, los admiro por su buen hacer, gracias) que siendo sinceros, carecían de la formación necesaria pertinente. Aquí es cuando se pinta en mi mente el símbolo del dólar o del dinero, como queráis llamarlo, pues en definitiva y a mi parecer parece que todo pende de ello y más aún, después de haber leído el último resumen de la Organización Mundial de la Salud sobre este tema. Pero, acto seguido, se me dibuja otra cuestión en mi cabeza pensante y es, ¿por qué en este país que algunos llamaban "de charanga y pandereta" se hace más incapié en la charanga y la pandereta en vez de desviar más hacia este tipo de ayudas sociales? Amén de ser oportunista y demagógico, estoy cansado de ver cómo pueblecitos de mi entorno "montan" unos festejos dignos del mejor rey de la historia gastando sólo en un fin de semana (y lo se de buena tinta) unos 60000€. Son sólo ejemplos tontos y ridículos pero que pueden reflejar fielmente el hecho de que algo no va del todo bien y por eso muchas familias tienen este problema.
Como dice el título, son los "otros" pacientes, esos que están en sus casas y no en el hospital con el alta médica pero que siguen padeciendo esa enfermedad y arrastran con ellos a todas las personas que les quieren. Y es que por falta de buen hacer y predisposición no es, conozco a muchos compañeros del "mundillo" (en el que me incluyo yo por supuesto) con una formación adecuada a los requerimientos que estarían encantados de ayudar de algún modo, pero, ¿Quién coordina todo ello? ¿Cómo lo hacemos para que bajen esas estadísticas del principio y no haya más reportajes de este tipo?.
Repitiendo lo mismo, nuestro país tiene muchos deberes que cumplir, muchos ejercicios por hacer y más de una hora de estudio que debe emplear.
Diversas asociaciones de enfermos discapacitados exigían una reflexión sobre el panorama actual de las ayudas sociales y prestaciones en la pasada Jornada Mundial de la Salud Mental, pues bien, esta ha sido la mía.
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