¡¡¡Hoy tenemos "Artista invitada"!!! En esta ocasión la entrada corre a cargo de una gran compañera de la carrera, una de esas personas con las que has compartido varios descansos en la biblioteca entre tema y largo tema de estudio y contado alguna que otra penuria. Sí, una buena amiga y futura gran cirujana (Rata de...jeje).
Espero que os guste su reflexión y lo más importante, ¡Que le hagáis caso!
Gracias por escribir para mi blog, ¡ha sido un placer!
¿Comenzamos?
A pocos exámenes, exactamente 3, de terminar mi vida de universitaria (o al menos eso espero si todo sigue su curso), no dejo de pensar en la inmensa cantidad de cosas que he pasado durante los últimos 6 años y que me han llevado a donde estoy. Simplemente no te imaginas todo lo que te espera el día que vas, con tu cara de perdida, a entregar tu matrícula con esa sensación entre miedo y timidez…la entregas y ya estás dentro y sales por la puerta tan feliz, creyéndote universitaria, pero, ese es solo el primer paso de un largo camino, no solo académico.
Luego todo empieza a complicarse…ahora que me pongo a pensar en todo lo que me ha pasado estos años, mira que va a ser verdad eso de que la vida da muchas vueltas…¡y tanto! A veces nos da la impresión de que estamos en una rotonda de 6 carriles y por mucho que intentamos salir del carril de dentro, no dejamos de dar vueltas y vueltas y las cosas se repiten una y otra vez…tropezamos en las mismas piedras, es así, aunque en algunos casos quien dice piedras dice rocas de 6 metros de altura… y no dos , ni tres veces, algunos somos de los que cuatro trompazos nos parecen pocos, pero aún asi después de darnos de bruces contra el suelo, nos levantamos, dispuestos a seguir.
Si algo he aprendido en 6 años, a parte de muchos algoritmos médicos, tratamientos con nombres imposibles de deletrear, mecanimos patogénicos y un montón de nueva jerga que a cualquier persona ajena a la medicina le parecerían palabrotas, es, que todo es cuestión de aprender a caminar y dar pasos.
Sí, eso que todos pensamos que aprendimos cuando apenas teníamos un añito y que por eso en las fotos salíamos llenos de “chichones”…pues no, dejas la adolescencia y te das cuenta de que no sabes caminar y encima tienes por delante un camino enooooormemente largo esperándote. Bueno, corrijo, sabes andar y correr, incluso saltar, pero realmente no sabes dar pasos.
Y eso es lo que he estado haciendo estos años, aprender a dar pasos y os aseguro que no es una tarea nada fácil. Las caídas que te das aprendiendo a hacerlo son mucho más dolorosas que las de tu infancia, y por suerte o por desgracia, tu madre no viene corriendo a darte un beso ni las heridas se curan con mercromina y tiritas llenas de muñecajos …aunque si que es cierto que, si has sabido dar algún paso (aunque sea inconscientemente) bien dado, siempre tendrás a alguien que venga para levantarte y que quiera ser la muleta que necesitas, al menos un tiempo, para seguir “paseando”.
Dar el paso no siempre es fácil, levantar los pies sobre un escenario que sabemos que es estable para aventurarse a ir más allá da un poco de vértigo y reconozcámoslo, a veces somos cómodos y nos conformamos por la inseguridad que implica decidir, porque parece que si no decidimos, no tendremos de que arrepentirnos, no?…¿o si?…
¿Quién quiere permanecer siempre en el mismo lugar? ¿acaso no es lícito querer ir más allá? ¿por qué estancarnos en algo que nos llena por simple miedo a lo desconocido? ¿por qué conformarnos con lo que tenemos y no dar el paso hacia algo que, creemos, nos hará más felices, más grandes? ¿por qué no ser un poco soñador y perseguir ilusiones?
Explorar, aprender, equivocarse…si bien es cierto que algunos pasos pueden alejarnos de nuestro objetivo, de la gente que queremos, de aquello que pensamos que esta bien, de “lo estipulado”, “lo normal” o “lo esperado” por los demás , también lo es, que si nos lo proponemos, encontraremos a base de nuevos pasos la forma de redirigirnos a aquello que deseamos.
He dado muchos pasos en los últimos años, de algunos estoy muy orgullosa, de otros no tanto, pero no me arrepiento de ninguno, porque la verdad, es que hace falta valor para darlos, y yo lo tuve...exploré, me equivoqué y lo más importante, aprendí y avancé.
A mi aun me quedan muchos pasos por dar, no cabe duda…y vosotros…
¿a qué esperáis para levantaros de la silla y empezar a dar pasos?
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